Por que ser madre no significa solo cambiar pañales, calentar biberones o pelearte con los purés… ese solo es el comienzo.

«Ningún idioma puede expresar el poder, belleza y heroísmo del amor de una madre»

-Edwin Chapin-

Lo que una madre hace por sus hijos: A una madre le duele más que a nadie decir NO a sus hijos, retarles, medir sus fuerzas, verles caer, abandonar sus sueños o desaprovechar sus capacidades… Pero conoce la importancia de los límites y pretende que sus hijos los aprendan. Una madre no puede vivir por sus hijos pero sí procura compartir lo máximo con ellos. Por eso, una madre intenta cada día coser unas alas enormes y ligeras que permitan a sus hijos volar muy muy alto. Una madre quiere que a sus hijos les vaya todo bien en la vida, pero también quiere que haya tormentas y aprendan a navegar en alta mar. Sabe que sus hijos tienen que pasear de la mano de sus demonios, liberarse de las cargas y tropezar mil veces con la misma piedra.

Ven mejor que nadie los defectos en sus hijos, sin embargo, los aceptan y nunca los esconden. Saben si sus hijos no están bien con solo mirarlos, puesto que las madres son las más expertas detectoras de emociones.

El sacrificio de una madre

Las madres también viven sus culpas con el mayor terror conocido. Sentirse culpable y responsable de los problemas de la persona a la que más amas en este mundo es tremendamente doloroso. Por eso una madre carga sobre su espalda demasiado equipaje. Quizás esto es un acto heroico, pero sobre todo es generoso.

Probablemente sacrificar sus metas, sus aspiraciones o su vida por sus hijos no hace de una madre un ser valiente, pero sí la persona más tenaz y generosa del mundo. Las noches en las que sus hijos despiertan con fiebre, enfrentarse al mundo y superar todos los miedos, sacar a sus hijos adelante y protegerlos ante todo eso es lo que hace a las madres el mejor ejemplo de valentía y amor.

Porque las madres son las personas más fuertes del mundo. Su debilidad es su punto fuerte y este siempre será el amor hacia los que cada día encienden su corazón y sus ganas de vivir.

«Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo.., en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado»

-Madre Teresa de Calcuta-

fuente:lamenteesmaravillosa.com